Críticas

Muñecos infernales de Tod Browning (1936)

Son los años 30, una etapa compleja para el cine por el advenimiento del sonoro. En este casi cuarto decenio de vida del cinematógrafo, el avance técnico supuso un enorme retraso respecto a los logros que en términos de lenguaje fílmico se habían realizado. No obstante, géneros como el musical o el terror, vivieron durante este período un esplendor que no habían conocido con anterioridad. Marca esta década también el final de la carrera de uno de los grandes directores del primer cine de terror, Tod Browning quien rueda su último filme en 1939, tras el cual se retira debido al descalabro tanto de su carrera profesional como de su salud mental y física. 

Muñecos infernales de 1936, es el penúltimo filme del director, y su fábula se divide entre los deseos de un prófugo sediento de venganza y las elucubraciones de una pareja de mad doctors. Paul Lavond (Lionel Barrymore) escapa de la cárcel con Marcel  (Henry B. Walthall), de quien desconoce que es un científico sacrílego que junto a su esposa Malita (Rafaela Ottiano) experimenta con las dimensiones físicas de animales y humanos. La única meta de Lavond es vengarse de sus socios que le tendieron una trampa para robarle todo lo que tenía. Por esta razón pierde el contacto con su amada hija, quien cree que su padre es un ser monstruoso. Por otra parte, el objetivo de Malita y Marcel con sus experimentos es conseguir reducir a una sexta parte de su tamaño a un ser vivo manteniendo su cerebro en perfectas condiciones. Marcel, viejo y achacoso, sufre un ataque al corazón mientras experimentan con Lachna (Grace Ford), una joven campesina que Malita ha tomado como asistente. Muerto Marcel, nos quedamos –a pesar de que no era común ver a los mujeres en estos papeles- con una doctora loca con intenciones de continuar el trabajo de su vida. Entre miradas desorbitadas, tubos de ensayo, algodones y brumas químicas, se define el futuro de Malita y Paul, quienes acuerdan trasladarse a Paris para juntos y una vez perfeccionado el experimento, hacer justicia a través de estos muñecos infernales. 

¨La verba fantástica y barroca del realizador Tod Browning visiblemente influido por la escuela alemana¨ (Sadoul, 1972), se hace visible en un filme cuyo guion fue escrito por el grandísimo Eric von Stroheim, Garret Fort y Guy Endore basado en una historia del director sobre la novela Arde, bruja arde de Abraham Merrit. Especie de híbrido entre terror y la fantaciencia, donde priman los típicos ambientes cerrados, oníricos y sombríos donde se moverán los prófugos con total holgura. Según Javier Memba: ¨el filme es un portento realizado en torno a otro moderno Prometeo tiene en la muñeca apache cómplice de la venganza de Lavond, al homúnculo más hermoso que haya conocida la ciencia ficción hasta el momento¨. 

Y es el aspecto técnico uno de los elementos más sorprendentes de este filme, que se ubica junto a filmes como Dr. Cíclope de Ernest B. Schoedsack (1940), El increíble hombre menguante  de Jack Arnold (1957), Ataque diabólico de Bert I. Gordon (1958) o La mosca de Kurt Neumman (1958), entre esas obras con personajes en miniatura que logran un nivel de elaboración en los trucajes verdaderamente admirables. La mezcla de la estética propia de Browning con las hazañas de la pequeña muñeca apache y el socio miniaturizado de Lavond, dan planos tan clásicos como el de la muñeca bajando de la cuna, que recuerda en su expresionismo a iconos de ese movimiento como el El gabinete del Dr. Caligari, otro mad doctor maestro de la hipnosis y la maldad telepática. 

Obra estupenda y divertida, el tema de las miniaturas es una interesante arista dentro del mundo de la fantaciencia, casi siempre acompañados de esos maravillosos científicos desquiciados y sacrílegos. Muñecos infernales, a pesar de la deriva hacia la historia de Lavond que por momento disgrega de la arista fantástica del filme, es una pieza maravillosa de este pequeño mundo cinematográfico.

Título original: Devil-doll Título: Muñecos infernales País: Estados Unidos Año: 1936 Duración: 76 Productora: MGM / UA Dirección: Tod Browning Guion:  Garrett Fort, Guy Endore, Erich von Stroheim (Novela: A. Merritt) Música: Franz Waxman Fotografía: Leonard Smith (B&W) Reparto:  Lionel Barrymore,  Maureen O’Sullivan,  Frank Lawton,  Robert Greig,  Lucy Beaumont, Henry B. Walthall,  Rafaela Ottiano

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